El pasado domingo seis de marzo y por quinto año consecutivo nos reunimos en el patio del colegio un grupo de ex alumnos para jugar al fútbol sala.

El partido sirvió de excusa para reencontrarnos con muchos antiguos compañeros. Algunos no nos veíamos desde el partido anterior y otros no nos veíamos desde hacía muchos años, a veces desde que dejamos el colegio, pero el coincidir de nuevo en la misma pista de fútbol en la que jugamos millones de partidos durante nuestro tiempo en Santo Domingo, hace que parezca que nada ha cambiado.
Más gordos, más viejos y más calvos, pero tan amigos como siempre.

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