DISCURSO de D. Luis Ruiz de Toro
Promoción LVI
Señor Director Titular del Colegio Diocesano Santo Domingo, Rvdo. D. José María Fernández-Corredor Soriano,
Señora Presidenta del AMPA, Dª Mayte Morell Javaloyes,
Director Pedagógico de Secundaria, D. Antonio José Chumillas Soto,
Jefa de Estudios de Secundaria, Dª Nieves Moreno Aldeguer,
Rvdo. D. Antonio Jesús Andújar Birlanga,
Tutoras de 2º de Bachiller,
Claustro de Profesores y Personal de Administración y Servicios,
Padres de Alumnos,
Queridos alumnos de la Promoción número 56 del Colegio Diocesano Santo Domingo.
Esta noche me dirijo a vosotros, en este día tan emotivo de despedidas y buenos deseos, en una triple faceta.
Por una parte, yo también soy antiguo alumno del Colegio, de la Promoción número 23, y aunque en aquella época no se celebraba como hoy, también pasé por una situación parecida a la que estáis viviendo hoy vosotros, con la emoción de terminar una etapa de la vida y con la incertidumbre de empezar otra nueva sin saber dónde nos llevará. Mi promoción celebramos nuestra graduación con una sencilla comida compartida por profesores y alumnos. ¡Eran otros tiempos!
Por otra parte, soy padre de una alumna que hoy se gradúa con vosotros, y como tal siento el orgullo inmenso de ver cumplida una parte importantísima de su vida, quizás la que más os marcará en el futuro, ya que se han sentado las bases de lo que sois y de lo que seréis, se os ha formado como Personas Cristianas y eso es algo que es para toda la vida. Y debéis sentiros muy orgullosos de haber pasado por estas aulas centenarias, de haber compartido tanto tiempo con vuestros compañeros y profesores, de tantas experiencias compartidas y tantos momentos, buenos y malos. Son vivencias que se acumulan en el corazón.
Por último, me dirijo a vosotros como profesor que he sido de la mayoría, o bien de Matemáticas o de Física y Química. Me siento muy orgulloso del trabajo realizado con vosotros, ya que os ha ayudado a llegar al final de este camino que hoy termina y espero que también os sirva para el camino que vais a comenzar a partir de ahora. Al menos, eso es lo que yo he intentado, enseñaros algo más que una materia, enseñaros una forma de ser y de vivir; que sin esfuerzo y trabajo, es muy difícil conseguir lo que queremos en nuestra vida, que si no tenemos constancia y fe, no podremos alcanzar nuestras metas en nuestro caminar.
Yo se que vosotros, como espíritus jóvenes que sois, os quejabais cada vez que os mandaba “20 ejercicios para mañana”, y que temíais cuando os los pedía al día siguiente, y sobre todo, si os pedía la Agenda por no tenerlos hechos. La excusa de “se la ha comido el perro” ya no me vale.
Y cuando me preguntabais por los pasillos, ¿profesor, el examen es fácil? Mi respuesta ya sabéis la que era: “es fácil, suspenderlo”.
Pero el colmo era cuando habíamos terminado un examen a las 13:30 y algún “espabilao” me estaba preguntando a las 3:30 si ya los había corregido.
Aunque claro, conociendo mi método de corrección no era para menos. Ya sabéis que yo tiro los exámenes hacia arriba, y los que caigan de canto son los que aprueban.
Yo siempre he intentado daros buenos consejos, como cuando después del primer examen, del que por cierto, sólo aprueban tres, os recomendaba ir guardando plaza en un campamento de verano, que luego se agotan.
O cuando me decías que si podíamos corregir ejercicios de días pasados, y claro los ejercicios ya habían caducado.
En fin, como veis, hemos pasado muy buenos momentos juntos, que llegaron al máximo el año pasado cuando coincidió que fui el Tutor de un grupo de vosotros y tuve la gran suerte de poder acompañaros en vuestro viaje de estudios a Italia.
Cuántos momentos intensos y buenos que pasamos juntos, cuántas experiencias nuevas y con qué ilusión se vivían. Recuerdo como si fuera ayer, cómo corrías para colocaros cuando se oía la voz de “foto grupo”. En fin, fue una semana muy intensa y que yo siempre llevaré en mis recuerdos.
Bueno, y ahora cambiando de tercio, me toca ponerme un poco más serio y recordaros que a partir de hoy empezáis a vivir una nueva etapa de vuestra vida, llena de interrogantes e ilusiones, de esperanzas e inquietudes. Muchos marchareis fuera de casa para comenzar vuestros estudios en la Universidad, pero espero que nunca olvidéis lo que con tanto cariño e ilusión se os ha enseñado en este Colegio, que con esfuerzo y fe todo se puede conseguir.
Y allá dónde vayáis, lucid con orgullo vuestro paso por el Colegio Santo Domingo, que esa Beca que habéis recibido hoy como señal de finalización de vuestros estudios en este Colegio, la conservéis siempre en un lugar privilegiado de vuestra casa y sobre todo, de vuestro corazón. Qué cuándo celebréis el 25 Aniversario de vuestra Promoción, podáis lucirla con orgullo cómo si fuera el primer día.
Y por último, quiero haceros un ruego: que allá donde vayáis o donde estéis no olvidéis al Colegio, por que nosotros, nunca os olvidaremos, os llevaremos en nuestro corazón como semillas que se lanzan al viento a la espera de que encuentren un lugar para germinar y dar sus frutos.
Muchas gracias.
Luis Ruiz de Toro
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