3 de abril de 2013 en la Plaza de San Pedro de Roma. Alumnos, profesores y sacerdotes del Colegio están presentes y son saludados por el nuevo Papa Francisco, acto que causó gran emoción y que fue recogido por la televisión vaticana. El Papa comentó “sin papeles” como le sorprendía la presencia de tantísimos jóvenes en la plaza en esa mañana. Les impulsó a ser portadores de esperanza y fuertes en la fe para los retos del mundo de hoy.
Eco en el periódico La Verdad: Alumnos, profesores y sacerdotes del Colegio Diocesano Santo Domingo estuvieron presentes el pasado jueves en Roma, donde asistieron en la Plaza de San Pedro del Vaticano, al tradicional mensaje del Papa. Los estudiantes oriolanos no quisieron perderse el mensaje del nuevo Papa Francisco, que les mandó un mensaje en su alocución semanal, acto que causó gran emoción entre la comitiva de estudiantes.
El Papa comentó cómo le sorprendía la presencia de tantísimos jóvenes en la plaza en esa mañana y les impulsó a ser portadores de esperanza y fuertes en la fe para los retos del mundo de hoy.
El Santo Padre saludó cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México y de los demás países latinoamericanos que participaron en la actividad vaticana.
Asimismo invitó a todos los presentes «a acoger la alegría que nos trae el Resucitado, para que el encuentro con Jesús abra nuestro corazón a la fe y a la esperanza, haciéndonos valientes testigos de su amor».
Las Palabras del Papa Francisco:
Speaker: [Queridos hermanos y hermanas: Hoy comenzamos de nuevo con las catequesis del Año de la fe, reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener. Para los otros discípulos fue más difícil: Pedro se detiene ante el sepulcro vacío, Tomás quiere tocar con sus manos las llagas del cuerpo de Jesús. También nosotros estamos llamados a crecer en la fe a través de los signos del amor de Dios: la Escritura, la Eucaristía y los otros Sacramentos, y de ese modo, la fe en el Resucitado nos impulsará a salir para llevar esta luz a cada rincón de nuestra vida, comunicándola con gestos de caridad, misericordia y perdón.
Santo Padre: S [Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a acoger la alegría que nos trae el Resucitado, para que el encuentro con Jesús abra nuestro corazón a la fe y a la esperanza, haciéndonos valientes testigos de su amor.]
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