A 25 de julio de 2012, viene a nuestra memoria la inolvidable experiencia que vivimos en el viaje Asturias 2012. Recuerdo aquel momento en el que estando en clase el Padre comento en clase sus propósitos para verano. Fuimos pocos los interesados, pero nos pareció un plan que no dejar escapar.
Un grupo decidimos embarcarnos en la aventura. Los formados como monitores decidimos ejercer de ello, junto al grupo de 6 universitarios que nos sacaron de muchos apuros y ejercieron de monitores con nosotros. Éramos pocos, pero las ganas no nos faltaban, la ilusión de los preparativos, los miles de juegos planeados. Tanto monitores, como el Padre quería que todo saliera adelante, así fue.
Fuimos 30, a la aventura nos montamos un 9 de julio en un minibús. Un largo camino.
Al llegar a Oviedo el cansancio, agotamiento, sueño… Palabras que todos decíamos, pero también había ilusión, alegría, ganas de divertirnos, de conocer nuevas caras con las que íbamos a convivir, esto era mayor que todo el cansancio.
Y recorrimos Oviedo… y llegamos al hotel después de equivocaciones. El ambiente del autobús aumentaba a mejor por momentos.
Era un grupo de edades mezcladas, madres e hijos, familias completas, universitarios, estudiantes de ESO, Bachiller y Primaria lo que hacia que la gente se impresionara del buen rollo que había a pesar de la diferencia de edades.
Los días pasaban, y hacíamos honor a la frase tantas veces repetida y reflejada en los folletos: “Sube conmigo” y así descubrimos cosas como, que la capacidad del ser humano, esta en la mente.
Con ganas de superarnos a nosotros mismos realizamos rutas como “El Cares” o andar 12 km recorriendo los Picos de Europa. En ellas descubrimos paisajes únicos. No solo reforzamos las piernas, pues también hicimos brazos realizando el descenso del río Sella, 12 km a remo. Anduvimos y remamos 5 horas al día, y recuperamos fuerzas celebrando la Eucaristía en lugares únicos como La Cueva de Covadonga. ¡Que bonita la Santina llena de flores en la cueva aquel día! Y también Santo Toribio de Liébana, en la que los frailes nos acogieron con amabilidad para realizar la Eucaristía.
El autobús fue el lugar en el que entonamos las canciones que cantábamos en cada Misa, aunque cualquier momento era bueno para cantar. A menudo escuchábamos frases como: “Dame un do, dame un do” de Bea. O mientras intentábamos dormir escuchábamos las interpretaciones de “La Pasión” de Gonzalo. A las que no les molestaban los ruidos eran a Bea y a Carmen que hacían del autobús una casa. De Maite y Encarna oíamos las risas. También hay que recordar momentos en la playa, en la que los chicos y algunas de las chicas demostraron su valentía bañándose en las frías aguas del Cantábrico: Joaquín, Javi, Ángel, Pablo, Dani, Samuel, incluso el Padre José María y entre ellos las mas pequeñas Clara y María. Don Javier cuando pensamos que nos había defraudado al no cumplir su promesa de bañarse en las playas, fue todo un valiente con el chapuzón que se pego en el Sella, aunque con el también metió a la pequeña María.
Algunos empezaron la aventura solos, como Gildo de 2º de Bat, que acabo siendo uno mas entre todos.Las noches no quedaban atrás en diversión. Monitores primerizos, nerviosos y con ganas de que todos se divirtieran. No fue un trabajo costoso pues contábamos con Dani, Antonio y Marcos, los cuales nos hacían reír.
Las horas de autobús hacia León, fueron largas. Algunos dormían, otros como Montse servían de almohada.
El viaje empezó por familias y grupos de amigos y acabo en una completa piña.
Y llegó la ultima noche, los disfraces y las miles de risas. Actuaciones de los pequeños y las interpretaciones musicales de algunos mas mayores. La boda de Rosita, las damas de honor María y Clara, Aida como madrina… Miles de risas!!
También debemos nombrar las noches de risas en la sidrería y los bailes de la marcha mora.
Un viaje inolvidable que queremos seguir teniéndolo vivo en nosotros y día a día recordamos los lugares y momentos.
Recordamos aquella catequesis en Covadonga y lo bonito que fue el poder besar el madero de la Cruz de Cristo en Santo Toribio. Los paisajes de los picos y sobretodo, nunca olvidaremos la niebla de Los Lagos.
Espero que esa piña que formamos todos en esos 6 días, nunca se separe y al año que viene repitamos. Gracias por esos maravillosos días. Gracias por subir conmigo.Se que quedan muchas cosas por contar, pero esto hay que vivirlo. Es imposible contarlo todo.
Un saludo a todos, y Gracias.
Gemma García Girona.
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