sólo hizo una cosa en el colegio: amarlo; lo amaba, lo quería, viviendo su vida como vocación en auténtica pasión educativa. Su vida ha sido Santo Domingo en constante entrega generosa, humilde, y en inquebrantable comunión con los pastores de la Iglesia Diocesana. D. Ildefonso, -así como seguro otros sacerdotes y profesores de su talla-, infundía a todo alumno y profesor que se iba incorporando al colegio un espíritu significativo: trabajar o estudiar en Santo Domingo se convertía en algo distinto; suponía exigencia intelectual, tensión espiritual, misterio, fraternidad, compromiso, que hacían de Santo Domingo un colegio único dentro de la belleza de aquellos muros. Trabajó durante 38 años como profesor. Pero la Iglesia Diocesana le debe mucho más, durante 21 años, nombrado por el Obispo D. Pablo, fue Director Técnico Pedagógico desde 1970 a 1991, el primero de condición laical. Su asignatura preferida fue siempre la Historia del Arte, también dio clases de Geografía en la Escuela de Magisterio de la Iglesia “Jesús Maestro”, que funcionó en el colegio desde 1963 hasta 1970. Actuó de coordinador de todos los profesores, en el curso 1965-66, bajo la dirección de D. Alejo, en la preparación del equipo de doce alumnos de 5º y 6º de Bachiller para participar en el concurso de TVE denominado “Cesta y Puntos”. Consiguió ganar la final nacional después de pasar las distintas fases de la eliminatoria. Para el colegio supuso un indicador de su calidad educativa y lo situó como colegio referente a nivel provincial y nacional con lo que entre muchas cosas potenció su internado y elevó su prestigio, desarrollo y crecimiento. Fue uno de los que apoyó y dirigió, gracias a la propuesta del Obispo D. Pablo en el curso 1975, la integración plena a Santo Domingo del colegio de párvulos y primera enseñanza de las Religiosas Discípulas de Jesús situado en la plaza del Marqués de Rafal, fundado en el curso 1954-55. En su tiempo también se constituyó la primera Asociación de Padres y fue testigo de la incorporación de las chicas al colegio en el 1979-80. Podemos decir que su vida fue entrega generosa y humilde, para él lo primero fue siempre el colegio; para encontrarlo los de su propia casa tenían que ir siempre a buscarlo entre las aulas y los claustros históricos, o por los despachos entre sus compañeros profesores. Su vida fue una identificación plena con el proyecto educativo Santo Domingo sin separar educación y evangelización. ]]>