Pasado, presente y futuro. Nostalgia, agradecimiento y entusiasmo. Es para mí un orgullo pronunciar estas palabras en representación de segundo de Bachillerato A. La mayoría de nosotros hemos pasado gran parte de nuestra vida en Santo Domingo. Es más, se podría decir que hemos invertido más tiempo en el interior del colegio que dentro de nuestras propias casas. Nos hemos esforzado arduamente para llegar hasta aquí, y, ciertamente, llegar a la meta es importante, satisfactorio incluso. Pero mayor relevancia adquiere disfrutar del camino hasta llegar a ella. Y en este colegio hemos caminado, hemos reído, hemos llorado, hemos hecho horas extra, hemos cometido errores y hemos logrado aprender de ellos para ser mejores personas. Y no solo eso, en esta pequeña gran familia, que todos formamos, hemos conocido a personas que nos acompañarán en la vida durante el resto de nuestros días. Este es un hecho que, sin lugar a dudas, cambia nuestro destino. Todas esas experiencias que hemos vivido hasta el día de hoy entre estas paredes son recuerdos que perdurarán en nuestra memoria hasta quién sabe cuándo. Y eso es un regalo que nadie nos puede quitar, es irremplazable. Por todo esto, hoy, con una sonrisa en la boca, recordamos con nostalgia el pasado. Alcanzar este punto, nuestra graduación, ha sido posible gracias a nuestro esfuerzo, gracias a los sacrificios que hemos hecho, gracias a la determinación con la que hemos llevado nuestros estudios, y sobre todo gracias a nuestros maestros, que con infinita paciencia nos han estado aguantando y prácticamente llevando de la mano a lo largo de nuestra trayectoria en el colegio. Ellos hoy también son protagonistas porque somos la prueba de su éxito. Profesoras que para nosotros son segundas madres, profesores que podemos considerar amigos. Su inestimable apoyo nos ha hecho madurar, progresar y superarnos a nosotros mismos día tras día. Sin embargo, no solo a ellos se lo debemos agradecer, el resto de trabajadores del centro: las limpiadoras, portería, dirección, secretaría, las trabajadoras de la tienda y muchas más personas, han estado permanentemente involucradas en nuestro correcto desarrollo y en proporcionarnos los medios y las facilidades con las que a lo largo de estos años hemos contado. Por todo esto, vivimos el presente agradecidos con todas las personas que han puesto su granito de arena para formarnos y hacernos ser las personas que somos hoy. A partir de este momento es totalmente normal que nos invadan las dudas, ya que en nuestras manos está nuestro futuro. ¿Qué voy a estudiar?¿dónde lo voy a hacer?¿cómo voy a buscarme la vida en una ciudad nueva?¿realmente voy a ser feliz haciendo esta carrera? Son preguntas que ya estamos cansados de repetir en nuestras cabezas. Es realmente agotador tener que pensar constantemente en todas estas cuestiones y jamás poder tener la seguridad total de que la decisión tomada es la correcta. Y es que vivimos un tiempo de incertidumbre, pero afortunadamente podemos ver la luz al final del túnel. ¡Qué más da si acabo equivocándome! Aprenderé de ello y volveré más fuerte de lo que era antes. Tenemos por delante los mejores años de nuestras vidas, no es ninguna broma. Justo detrás de la duda se encuentra esperando la emoción de la vida y no vamos a dejarla plantada. Citando al eminente psicólogo canadiense, Jordan Peterson, un exceso de pasado provoca depresión, un exceso de presente genera caos y un exceso de futuro lleva a la ansiedad. Por eso hoy somos conscientes de nuestro pasado, vivimos adecuadamente nuestro presente y miramos, con entusiasmo, con dignidad, a nuestro futuro, que nos espera con las puertas abiertas. Muchas gracias. Álvaro Moya Medina 2ºBTO-A   Buenos días a todos, antes de empezar, me gustaría darle las gracias a todos los que están aquí presentes por hacer un hueco en su agenda para esta celebración. El día de hoy estamos todos aquí reunidos no solo por la imposición de becas, sino que también para poner punto y aparte, un antes y un después que nos hará ver cuánta suerte hemos tenido en nuestra vida. En el día de hoy, en este claustro, están surgiendo todo tipo de sentimientos, alegría, admiración por uno mismo, tristeza, agobio… y no es para nada de extrañar ya que nos estamos despidiendo de un lugar el cual algunos de nosotros llevamos 15 años entrando y saliendo como si de nuestra segunda casa se tratase y de personas que han sido padres para nosotros, y como todos sabemos, las despedidas nunca son fáciles. Este año ha sido extraño a la par que duro, para algunos ha sido peor que para otros, pero al final todos tenemos la misma opinión: un desastre. Ya a mediados de 2020, como si de un acto de terrorimo se tratase, se plantó una bomba la cual, aunque supiéramos cuanto tiempo teníamos antes de que se iniciara tal catástrofe, no podíamos evitar semejante explosión, ni siquiera teniendo a los mejores profesionales. Ya desde el comienzo del curso nos dimos cuenta de que las típicas actividades o actos en los que solíamos participar como la convivencia, excursiones y eucaristías, ya no iban a ser tan típicas, llegando al punto de ni siquiera hacerlas. Dejando a un lado el hecho de que eso nos ha ayudado a emplearnos a fondo en los estudios, es una verdadera lástima que no hayamos podido crear más recuerdos de nuestro último curso. Pero eso no significa que no los hayamos hecho: están las sesiones con el PPV que, a la vez que nos divertíamos, creamos para nosotros mismos una buena base la cual nos iba a ayudar en nuestro día a día para convertirnos en personas hechas y derechas. Luego está la gran maratón que se hizo hace unos días en la que pasamos un buen rato y nos hicimos fotos del curso entero. Y han sido más eventos en los que hemos sido bastante payasos, aunque alguno ha sido tan payaso que hasta le han hecho su propia camiseta. Y ahora qué me pongo a pensar, no puedo parar de recordar a todos los profesores que nos han estado siguiendo hasta aquí. Para ellos hemos sido niños que no entendíamos nada nunca, como si de sus pequeños cachorros nos tratáramos, y ahora, hemos llegado a ser personas respetables. Sé que ellos junto a todo el personal del colegio e incluso amigos, me han guiado con firmeza sin desviarme del camino hasta ser una persona digna de estar aquí y ahora. Muchas gracias a vosotros profesores, que os habéis esforzado tanto para mostrarnos el camino, a secretaría, por administrar el papeleo que podemos generar, a las limpiadoras, por dejar tan limpio Santo Domingo. Y en general, muchas gracias a todos por esforzaros tanto. Daniel Rives Sivila 2ºBTO-B   Hoy es un día en el que se produce un fuerte encuentro de muchas emociones y sentimientos. Sentimos nostalgia al recordar todo lo que hemos vivido aquí, la que ha sido nuestra segunda casa durante quince años. Recuerdo aún cuando todas las mañanas veníamos corriendo al colegio para llegar los primeros a la fila y, ahora, míranos, queriendo hacer todo lo contrario. Parece que fue ayer cuando jugábamos los torneos de fútbol durante el horario del comedor o cuando, en primaria, veíamos a los mayores preparando su graduación y ahora, esos mayores somos nosotros. Otro recuerdo que guardo con mucho cariño, fue cuando en primaria le escribimos una carta a Juanfran y fuimos invitados por el club a ver un partido del Atlético de Madrid, fue una experiencia muy bonita e inolvidable. Sentimos tristeza de abandonar este lugar, donde hemos pasado más tiempo que en nuestra casa. Tristeza por despedirnos de los profesores que nos han acompañado todos estos años, haciendo un buen trabajo en nuestra educación y formación. Tristeza también de despedirme de vosotros que habéis sido mis compañeros, mis amigos, durante quince años que llevamos juntos y a los que os espero ver en un futuro. Todo no va a ser triste, ya que hoy también sentimos alegría, porque cerramos una etapa que marca el fin de haber conseguido una meta. Una meta propuesta hace años, para dar comienzo a otra que espero sea igual o más maravillosa que la actual. A lo largo de estos dos últimos años nos han preguntado “si íbamos a seguir estudiando’’ o “qué vamos a hacer con nuestras vidas’’. Con 17 años no sabes nada, lo único que tienes que hacer es arriesgarte, y probar… es la única manera de saber que has acertado. No te sientas presionado. A mi constantemente me dicen “eso que vas a hacer es muy difícil’’, “no lo vas a conseguir’’. Nadie puede decidir por ti, decirte lo que puedes o lo que no puedes conseguir. Haz lo que te haga feliz, la clave está en vivir tu vida cómo tú quieras, como bien nos han enseñado dentro de este colegio en el Proyecto Personal de Vida. Cierto es, que a nuestra edad, tenemos que decidir lo que queremos hacer con nuestra vida, habrá personas que lo tengan claro y otras que duden sobre lo que quieren hacer. Ante todo, tranquilidad, ya que a nuestra edad hay que centrarse principalmente en encontrar aquello que realmente a ti te mueve algo, un mínimo de pasión, porque es muy difícil saber lo que quieres, pero lo que no es tan difícil es saber aquello que no quieres. Por ello, descarta aquello que no te gusta y entre lo que quede, ahí encontrarás lo que realmente te apasiona, una de las razones por las que la gente tiene un plan B es porque les preocupa el fracaso. En cambio, uno da lo mejor de sí mismo cuando se centra en un objetivo que te guste y te apasione. Alguna vez, fracasaremos en algo que nos propongamos, por supuesto que sí, pero será ahí donde nos daremos cuenta de que tenemos que fracasar para poder lograr aquello que realmente nos hace felices. Por último, la parte más dura, la despedida. Antes, me gustaría dar las gracias por todos estos maravillosos años, ha habido momentos buenos y momentos malos, personalmente me quedo con los buenos. Dar las gracias a los profesores que nos han sabido guiar y ayudar. A mis padres por todo, por ayudarme a ser quien soy, ellos me dieron la vida. Santo Domingo me ha enseñado cómo vivirla, y por supuesto a vosotros, mis compañeros, mis amigos, mi segunda familia. Por ello y mucho más GRACIAS, siempre os llevaré en mi corazón. José Manuel García Plaza 2ºBTO-C.   Como dice el refrán “es de bien nacido, ser agradecido”. Por este motivo, mi primer agradecimiento va dirigido a nuestros padres. Fueron ellos los que libremente eligieron este colegio para nuestra formación académica y humana. También nos han acompañado en nuestro crecimiento personal. Su apoyo y confianza son y serán esenciales en nuestra vida. Ellos se sienten orgullosos de nosotros y eso es nuestra mayor motivación. Os queremos, papás. Orgullo y gran honor es lo que siento al poder representar a mi clase de 2º Bachiller D y dirigir unas palabras en nombre de todos mis compañeros. Pero a su vez, una gran responsabilidad, porque sintetizar 15 años de vida no es sencillo, aunque lo voy a intentar… Nuestro recorrido por las diferentes etapas ha sido siempre un encuentro personal con los diferentes maestros y profesores. Me explico: parece que fue ayer cuando a los tres años nos aferrábamos con una mano a nuestro juguete preferido y con otra a la de nuestros papás. Pero con gran cariño, como solo ellas saben, las “seños” de Infantil ayudaban a pasar por este trance a nuestros padres (que lloraban casi como nosotros) y a los que seríamos sus pequeñines. De esta etapa resalto las excursiones a la Granja Escuela donde nos convertimos en expertos maestros panaderos. Ya algo más asustados por dejar de ser los pequeños, comenzamos la Primaria. Son numerosos los recuerdos, pero destaco nuestro viaje a la estación de esquí de Javalambre (Teruel). Para muchos de nosotros era la primera vez que dormíamos fuera de casa. A pesar del frío y ¡sin el móvil! lo pasamos genial. En un abrir y cerrar de ojos, nos encontramos en Secundaria. Un Nuevo Mundo. Los juegos pasaron a un tercer, cuarto, ¿quinto plano? Y experimentamos un cambio físico y mental bastante considerable. La denominada “Edad del pavo” se había apoderado de nosotros. Algunos conocimos y todos disfrutamos enormemente de Granada, como broche final a esta etapa de pura “efervescencia”. Llegamos así a Bachillerato. Ahora, ¡ya éramos los mayores del colegio! Pero todo tiene un precio… también afrontamos nuestra recta final en él. Cuando estábamos con los ensayos del baile de 1º de Bachillerato y preparando las maletas para el soñado viaje a Italia con el “outfit” pensado para cada día, llega un inesperado virus que rompe nuestros esquemas. De repente, nos marchamos a casa totalmente descolocados, sin palabras, solo lágrimas… Y es que… la pandemia ha cambiado nuestra forma de vida, de relacionarnos. Donde hemos pasado algunos de nosotros por momentos muy duros por la pérdida de un familiar. También recordamos especialmente a aquellos compañeros que han afrontado su propia lucha o siguen haciéndolo. Desde aquí os mandamos mucha fuerza y todo nuestro apoyo y cariño. Las adversidades son pruebas que nos hacen recordar que somos frágiles, pero no debemos olvidarnos que nuestro punto de referencia es Jesús y nos ha enseñado que el rendirnos NO es una posibilidad, ¿verdad que no? Hoy celebramos nuestra Graduación de un modo diferente, pero no por ello menos bonito y emotivo. Valoramos más que nunca el haber llegado hasta aquí después de tanto trabajo y esfuerzo. Son muchos los profesores que han marcado nuestra vida, porque ante todo nos han tratado con humanidad, su compañía nos ha permitido potenciar nuestras virtudes y limar nuestros defectos que tantas veces nos ha costado reconocer. Muchísimas gracias, queridos maestros y profesores. No podemos olvidar el gran esfuerzo que ha realizado el colegio al apostar por la presencialidad total durante todo el curso a pesar de las circunstancias. Un GRACIAS en mayúsculas. Finalmente, con gran alegría y satisfacción, agradecemos a TODOS y cada uno de los que formáis parte de este colegio y de nuestra vida vuestro cariño incondicional y dedicación. Un abrazo inmenso. Alejandro Vicente Martínez Tenza 2ºBTO-D  ]]>