Desde hace ya varios años nuestro colegio organiza un viaje de una semana a la estación catalana de esquí llamada Masella. Este año mis amigos y yo hemos decidido apuntarnos ya que sabíamos que no nos íbamos a arrepentir.

Desde el momento de las salida el viaje prometía ser divertido. Todos nuestros compañeros del colegio estaban allí; incluso me atrevería a decir que el trayecto en autobús fue una de los mejores momentos del viaje. En el autobús hubo tiempo para jugar y divertirnos, pero también para descansar y reflexionar.

Sobre las 11 de la mañana llegamos  a un pequeño pueblo llamado Alp, donde el padre José María, director de nuestro colegio, nos obsequió con una Eucaristía en la que, en un ambiente muy relajado y siempre rodeado de amigos, nos resultó muy cómodo adentrarnos en un momento de paz y encuentro espiritual para comenzar una semana en la que las sensaciones que habíamos estado soñando a lo largo de todo un año iban a hacerse realidad.

 De camino al hotel pudimos apreciar desde las ventanillas del autobús la belleza y delicadeza de los paisajes que nos rodeaban: montañas, árboles y al llegar a Masella nieve, la tan esperada nieve.

Llegamos al hotel, dejamos las maletas y fuimos a comer al restaurante, un self-service en el que había todo tipo de comida. Quizá una de los mejores atractivos de este hotel.

Una vez recogido el material de esquí nos asignaron las habitaciones y  ya sólo quedaba empezar a esquiar, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde, subiendo en los telesillas y deslizándonos por todas y cada una de las pistas. Disfrutamos de la nieve y de las vistas pero además también aprendimos a esquiar como unos profesionales, gracias a nuestros monitores de esquí.

En el hotel hicimos todo tipo de actividades, desde bañarnos en la piscina hasta bailar en la discoteca con los amigos. También disponíamos de una hora de estudio para no perder el contacto con las actividades y tareas que nos encomendaron los profesores.

Para concluir decir que si tenéis alguna duda, no dudéis en apuntaros el próximo año a esta actividad que no deja a nadie indiferente, desde los más pequeños (1º de la ESO) hasta los mayores de 2º de Bachiller, sin olvidar a los antiguos alumnos y profesores que en todo momento han estado junto a nosotros.

¡ Toda una experiencia para recordar ¡.

 

Pepe Riquelme Cuartero

Alumno de 3º Eso A

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