Sr. Director, Hnas. Discípulas de Jesús, sacerdotes, Claustro de profesores, Presidenta y junta del AMPA, personal del colegio, padres, familiares y en especial, vosotros, los alumnos. Muy buenas noches a todos. Nos encontramos aquí para celebrar la graduación de nuestros hijos, me dirijo a todos vosotros en representación de los padres de alumnos de 2º de bachillerato. Para mí no es fácil plasmar por escrito tantas vivencias, momentos y sentimientos acumulados a lo largo de todos estos años, pero espero que mis palabras reflejen y sean una pequeña muestra de todo lo que hoy sentimos y compartimos. En este querido colegio dejamos con 3 años a nuestros tesoros más preciados, nuestros hijos, convencidos de haber elegido el mejor centro educativo para ellos. En él se aúna la calidad en la enseñanza y lo que es más importante, el ideal de vida y valores cristianos que desde nuestro más firme convencimiento queríamos para nuestros hijos. Los años de infantil pasaron rápido, se forjaron amistades que durarán toda la vida. Todo eran experiencias nuevas, horarios que cumplir, rutinas, los primeros avances en la lectura, juegos, festivales de Navidad y fin de curso y la inigualable procesión de Semana Santa, gracias a las profesoras de infantil por tanto esfuerzo y trabajo. Fueron años de forjar también muy buenas amistades entre los padres, nos veíamos cuatro veces al día, el colegio se había convertido en nuestra casa. Y así, graduamos a nuestros hijos en infantil¡se nos hacían mayores! Llegados a primaria enfrentamos nuevos retos, había que esforzarse un poco más y realizar tareas, trabajos cooperativos y algún que otro examen, pero también hubo tiempo para realizar fantásticas excursiones que despertaban el entusiasmo de los alumnos. Esta etapa de primaria comenzó de la mejor manera posible, el colegio organizó participar en la Jornada Mundial de la Juventud 2011, la visita que el Papa Benedicto XVI hacía a la juventud de nuestro país, y tuvimos la suerte de participar familias, alumnos, profesores, hnas y sacerdotes. Este viaje dejó una huella imborrable en mi vida, una experiencia de fe que no hubiera sido posible sin el colegio Santo Domingo. Siguiendo con la cronología de los acontecimientos, nuestros hijos comenzaron con ilusión las catequesis que los preparaba para recibir la primera comunión, siguiendo el camino de la fe que habían iniciado en el Bautismo. Fue el tiempo también de las esperadas convivencias, con su famoso pasillo del terror, que les encantaba. Y no podemos olvidar como inauguraron el nuevo método de trabajo, generación ipad. Y así llegamos al final de esta etapa con el ansiado y esperado viaje a Teruel. Reconozco que en mi caso, era el primer viaje que mi hijo realizaba solo. Mil preocupaciones, ¿se encontrará bien? ¿cómo se portará? ¿nos echará de menos?, bueno, pronto todo quedo resuelto, ni una sola llamada en tres días, su respuesta al volver fue, ¡mamá! Que pesada eres, me lo estaba pasando muy bien y no tenía tiempo de llamar. Definitivamente habíamos terminado una etapa. Gracias a todos los profesores de primaria, sentasteis los cimientos, las bases, de lo que hoy nuestros hijos son; porque los hijos son reflejo nuestro, pero aderezado con todas las buenas experiencias, consejos, conocimientos y sensibilidades que habéis sabido transmitir y que ha ayudado a formar estos jóvenes que hoy tenemos aquí. No quiero ni puedo olvidar el acompañamiento espiritual, los grupos de pastoral juvenil y el proyecto personal de vida. Tampoco los días de la familia, que si ellos esperaban entusiasmados, nosotros los padres, no nos quedábamos atrás. Muchas gracias al Ampa por hacerlo posible. Y así, curso tras curso, llegaron a secundaria, la ESO, había que traducirlo en más esfuerzo y trabajo. También lidiar con la adolescencia, no fue fácil, pero estuvieron acompañados de los mejores tutores, cotutores, profesores de especialidades…y cuando llegaban los agobios de la ayuda del Departamento de Orientación, donde Clara y Paco siempre les atendían con paciencia y buenos consejos. Las circunstancias no fueron fáciles desde entonces, vivimos una pandemia que les privó de muchas cosas y experiencias. El colegio resolvió la situación de la mejor manera posible, desde aquí mi gratitud por ello; y aunque quedaron en el camino viajes, convivencias, talleres, creo que todos hemos sabido valorar el esfuerzo que vosotros, los alumnos, llevasteis a cabo y del que estamos orgullosos. El bachillerato ha pasado rápido, dos años de mucho estudio y preparación, de olimpiadas en diferentes disciplinas, de visita a la universidad, acompañados siempre por vuestros tutores y profesores. No dudéis que vuestros desvelos son también los suyos, vuestros triunfos y metas serán el mejor regalo que les podéis ofrecer. Pero el colegio no solo es el estupendo claustro de profesores, sino todo el personal de servicio que siempre ha estado a nuestra disposición, desde Manolo, al que hemos recurrido miles de veces a buscar chaquetas, pantalones e incluso zapatos, hasta el personal de limpieza, conserjes, secretaría, comedor, tienda, actividades extraescolares. Gracias a todos. Hoy estamos aquí para celebrar que nuestros hijos se gradúan en bachillerato y que finaliza una etapa que marcará sus vidas para siempre. Muchas gracias a todos los profesores por guiarlos en el camino correcto. Me gustaría recordar a los familiares que ya nos están con nosotros, no dudéis que acompañan y guían vuestras vidas. Un recuerdo especial para vuestro profesor José Ramón. A vosotros, solo deciros que con esfuerzo, trabajo, constancia y perseverancia las metas se consiguen. Vivid sin miedo, sed prudentes, justos, honestos,tolerantes, amigos de vuestros amigos y recordad que lo verdaderamente importante es sentirse bien con el deber cumplido. Y concluyo mi intervención parafraseando la invitación a este acto: “pidamos a Dios para que las semillas que han sembrado en vosotros produzcan toda verdad y todo bien en vuestra vida”. Os deseo, de corazón, lo mejor. Muchas gracias. Mamen Meseguer Angosto, madre del alumno de esta promoción, David Ruíz Meseguer.]]>