Muchos de nosotros lo hicimos movidos por nuestra propia experiencia de antiguos alumnos de este centro, desde ese recuerdo imborrable quisimos que nuestros hijos compartieran esa formación que tan importante ha sido y es en nuestras vidas. Por eso, una vez cumplido el camino, quiero transmitir desde aquí el agradecimiento de todos los padres a su Director Titular, y a todo el equipo al que representa, por dar continuidad de manera ejemplar al magnífico legado educativo de Santo Domingo, esa cadena histórica y de la que ahora nuestros hijos son también nuevos y sólidos eslabones. Gracias de corazón. Antes de dirigirme a los alumnos, los protagonistas de este día, no quiero dejar de mencionar a una profesora en particular, Teresa Zapata. Teresa, casualidades de la vida, nos encontramos a tu llegada, y hoy que no te vas, pero sí pasas a gozar de tu merecido descanso, volvemos a coincidir, y lo hacemos en compañía de algunos alumnos de aquella promoción que hoy son amigos, como mi compañero de profesión Antonio Ferrández y la profesora Manoli Juárez que nos acompañan esta noche. Gracias por tu dedicación, esfuerzo constante y buenas maneras, son varias generaciones las que recordarán con enorme afecto tu magisterio. Buen camino y un abrazo agradecido.   Y ahora sí, ha llegado vuestro momento, el momento de los graduados. Queridos hijos y estudiantes que hoy termináis un importante ciclo de vuestra vida educativa Hace unos días, en este mismo lugar, conocí a un antiguo alumno de Santo Domingo que me contó cómo empezó sus estudios de Ingeniería en una Universidad cercana y tuvo después la oportunidad de obtener una beca en una universidad holandesa en la que después de muchos avatares estaba acabando su formación. Pero lo que más me llamó la atención fue la gratitud con la que recordaba la formación académica, humana y cristiana que aquí recibió. Me relató lo mucho que había significado en su desarrollo personal y profesional, hasta el punto de confesarme que se sentía orgulloso de llevar el sello de Santo Domingo, así lo definió, porque se sentía marcado por lo mucho y bueno que vivió aquí, y consideraba que este colegio había contribuido decisivamente a hacer de él alguien único, una persona con voluntad de superar las adversidades y de buscar la excelencia. Y hoy sois vosotros, como graduados del Colegio Diocesano Santo Domingo de Orihuela, los que adquirís un compromiso indeleble con esta Comunidad cristiana y educativa: ser depositarios de unos principios que no dejaréis de cultivar para que se afiancen en lo más profundo de vuestro ser, los principios que os guiarán en vuestra carrera profesional y, lo que es más importante aún, en vuestra vida. No tengo ninguna duda de que sois conscientes del acervo de conocimiento que os lleváis, porque nosotros, vuestros padres, podemos ver en vuestros rostros la madurez que habéis alcanzado, y una parte importante de ese logro se debe, no lo dudéis, a quehabéis permitido que Santo Domingo pase por vosotros, lo que os hace partícipes de ese sello único que os distinguirá para siempre. Sois merecedores de esa distinción, pero todo honor también conlleva responsabilidad, así que os tocará devolver a vuestra comunidad cercana, y a la sociedad en general, los frutos de lo que Santo Domingo sembró un día en vosotros. Como en la parábola de los talentos, os invito a tener la valentía de apostar vuestras cualidades para que la vida las multiplique. A menudo quien juega a no ganar lo pierde todo. Nacisteis con el cambio de siglo y podríamos recordar algunos de los acontecimientos que marcaron ese tiempo, como el Gran Jubileo por el bimilenario del nacimiento de Jesucristo, o el ascenso imparable de empresas americanas como Microsoft y Apple, los terribles atentados de la banda terrorista ETA (una pesadilla que hemos logrado dejar atrás con el esfuerzo de toda la sociedad española, la demostración de que unidos somos más fuertes), los juegos olímpicos de Sídney, los movimientos antiglobalización en Praga, la declaración del palmeral de Elche como Patrimonio de la Humanidad y el Deportivo de La Coruña que se hizo con el campeonato nacional de liga. En estos años que han pasado hasta vuestra mayoría de edad los estadounidenses eligieron por primera vez a un presidente de raza negra, el Reino Unido decidió salir de la Unión Europea, (una paradoja después de que Churchill y su pueblo fueran el muro más sólido contra los totalitarismos que asolaban Europa), la globalización ha llegado para quedarse y por eso deberéis hacer del mundo vuestra casa, la conectividad es una oportunidad, pero también esconde importantes riesgos. Y como muestra de ese mundo complejo que nos ha tocado vivir, fruto del rico pasado y del futuro que se vislumbra, hoy festejamos a San Pascual Bailón y también el día internacional de Internet, algo que el santo franciscano seguro que no pudo imaginar cuando defendía la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. No es un momento fácil, después de la caída del muro de Berlín un cristiano no puede dar la espalda a los excesos del capitalismo y a las desigualdades sociales que puede generar cuando se aplica sin freno, los excesos y las desigualdades que el pensamiento cristiano ha criticado siempre con dureza; es el momento de fortalecer al hombre. Os ha tocado un mundo globalizado y con un alto grado de sofisticación tecnológica, y eso en muchas ocasiones quiere decir un mundo despiadado, donde solo triunfa el más fuerte y se arrincona a los débiles. Vivís en un tiempo en el que los gurús de las nuevas tecnologías están creando un nuevo relato universal que legitima la autoridad de los algoritmos y del Big Data y que amenaza por sustituir los principios éticos que fundaron Europa, Atenas y Jerusalén, por sistemas de procesamiento de datos que controlan no solo nuestras acciones sino también nuestros pensamientos y emociones. Me gustaría advertiros de que la pasividad puede comprometer seriamente derechos tan importantes, y que ha costado tanto esfuerzo lograr, como la privacidad, la premisa de nuestra libertad, el don más precioso que tenemos. Así se lo dijo ese loco maravilloso de Don Quijote a Sancho: La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Pues bien, os lo digo con toda claridad, os enfrentáis a un sistema donde muchos querrán decidir por vosotros, desde la nevera inteligente que os sugiere el desayuno que más os conviene, al GPS que os guía por la ruta más segura, y las tiendas electrónicas que os indican el libro o la película que más os gustan después de un análisis exhaustivo de vuestros hábitos. Así que no seamos timoratos y llamemos a las cosas por su nombre, estamos ante un totalitarismo digital controlado por unos pocos que reduce al ser humano a un mero instrumento de consumo, alejándolo de su esencia espiritual y del ejercicio difícil pero necesario de la libertad. Goya rotuló su capricho número 43 con esta conocida frase: el sueño de la razón produce monstruos. En esa obra un hombre se queda dormido sobre una mesa y propicia que unos murciélagos amenazantes cubran el horizonte. Goya, frente a lo que pretenden algunas interpretaciones, quiso prevenirnos contra las consecuencias de abdicar del ejercicio racional que nos permite ser libres. Los monstruos nos acechan a la vuelta de cualquier esquina si no nos atrevemos a pensar por nosotros mismos. No es tiempo para pusilánimes, no permitáis que se desmoronen los modelos de integración social, trabajad sin desmayo en favor del encuentro entre la libertad individual y la dimensión comunitaria que todo hombre posee, como recuerda la Iglesia desde el Concilio Vaticano II con la formulación del principio de interdependencia planetaria y el destino común de todos los pueblos de la tierra. Habéis sido educados en los principios de una Iglesia empeñada en encontrar un nuevo humanismo en un mundo cada vez más desorientado, donde precisamos que el desarrollo de la personalidad se nutra de comportamientos coherentes, inspirados en los valores y verdades fundamentales que os sustentan. Vosotros sois los agentes del cambio. Vuestra educación habrá sido estéril si no sois capaces de contribuir, en la medida de vuestras fuerzas, a un nuevo modelo más solidario y por lo tanto más justo. Un modelo respetuoso con el hombre y la libertad. No dejéis que Google o Facebook tomen vuestras decisiones, no os abandonéis a la cómoda y estéril mediocridad, perseguid vuestros sueños a través del esfuerzo constante. Un filósofo del siglo XVII terminó su mejor obra con estas palabras:Todo lo excelso es tan difícil como raro. Haced de ellas vuestra divisa y que os sirva de apoyo en los momentos de desaliento para que al final, y gracias a vuestro trabajo, logréis vuestros objetivos. Esa lección ya la habéis aprendido para culminar esta etapa de vuestros estudios, pero os servirá en todos los órdenes de la vida. Y tampoco olvidéis que para conseguir vuestros objetivos no todo vale, no vale buscar atajos para evitar el propio esfuerzo o excusas para aplazar la propia responsabilidad. No os olvidéis de llevar la mano tendida para que la pueda coger el que hace el camino a vuestro lado, porque no estáis solos y solo junto a los demás seréis completos. Atreveos a pensar, no dejéis nunca de aprender para que vuestras decisiones lleguen cargadas de sentido, construid vuestro futuro con amplitud de miras, fomentad la libertad que nace de la disciplina y del rigor, en íntima conexión con vuestro proyecto personal de vida, y tened siempre presente el bienestar de los demás, de vuestra familia y amigos, sí, pero también de todos aquellos que se cruzan en vuestro camino y a los que podéis echar una mano. Esta es la libertad real, que sólo otorga la educación real, la alternativa es lo inconsciente, lo automático, lo impuesto. No os faltarán obstáculos en ese camino, cualquiera que sea el camino profesional que escojáis os enfrentareis a retos que no serán sólo personales sino que repercutirán en la vida de los demás, tendréis que tomar decisiones y divulgar conocimientos como médicos, maestros, ingenieros, filósofos, jueces, abogados, sobre el derecho a la vida o a la muerte, sobre las manipulaciones genéticas, sobre la libertad individual, sobre el hombre en su conjunto, y no será fácil porque os encontraréis con una sociedad que en demasiadas ocasiones condena el esfuerzo e ignora el talento, como decía el inolvidable tango CambalacheHoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador…¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor. Solo vosotros podéis alumbrar un mundo distinto y para eso es imprescindible que viváis en la verdad, que no es otra cosa que la coherencia entre la palabra y la acción. Un gran poeta del pasado siglo, Thomas Eliot, escribió: ¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?, ¿Dónde está el conocimiento que perdimos en la información? Ojalá resuenen esas frases en vuestros corazones, porque no todo conocimiento es sabiduría ni toda información es conocimiento. Vivimos en el tiempo de las fake news, pero la única manera de desmontar las mentiras es el estudio riguroso. Por eso os invito a amar los libros, porque son la mejor manera de viajar, de tener muchas vidas en una, y porque si sois buenos lectores será más sencillo encontrar las herramientas que os permitan desarrollar vuestras capacidades profundas y ser así auténticamente libres. Tenéis el privilegio de estudiar en un colegio con una larga tradición, ajeno a las modas, con un mensaje que no caduca, el que coloca a las personas unidas en un destino común, en la fe, en el amor cristiano y en la familia como columna vertebral del humanismo solidario, esa célula insustituible de las sociedades bien cohesionadas. Sed audaces, perseguid vuestros sueños de la mano de esa luz que no se apaga, que es la fe en Cristo y que es la vía más firme hacia la auténtica felicidad. Mientras pensáis en el camino que os espera, recordad con cariño lo que aquí dejáis y las personas que os han guiado hasta este punto, porque vuestros retos pueden ser nuevos y también los métodos que pongáis en práctica, pero los principios éticos y morales de los que depende el verdadero éxito son tan viejos como estos muros. Por ello os invito a que en los momentos de debilidad recordéis la verdad que aquí habéis aprendido para encontrar nuevas fuerzas que os ayuden a completar vuestra obra. Por todo ello marcad este día en el recuerdo, no olvidéis vuestro origen, seguid construyendo una relación de solidaridad y amor con las generaciones que os han precedido y con las que vendrán, y así también vosotros sabréis un día la importancia de este colegio y de su mensaje, un día vosotros también estaréis orgullosos de ir por la vida con el sello de Santo Domingo Gracias, buen camino, y como se decía antaño por las madres, que Dios os bendiga. Manuel Ramón Rives Fulleda  2018 DISCURSO padres. Manuel ramón Rives]]>