EL LIDERAZGO EDUCATIVO, MOTOR DEL CAMBIO. Madrid,24-26 noviembre 2011

 “La sociedad valora, respeta y estima la pluralidad que aportan sus centros que ensanchan los valores de libertad”, Ángel Gabilondo, ministro de Educación en funciones

El ministro de Educación en funciones,



Ángel Gabilondo, fue el encargado de clausurar el XI Congreso de Escuelas Católicas. Junto a él en la mesa se encontraban: Javier Restán, director general de Becas y Ayudas a la Educación de la Comunidad de Madrid; César Franco, obispo auxiliar de Madrid; Inmaculada Tuset, presidenta de EC; Juan Antonio Ojeda, secretario general de EC; Javier Agudo, presidente de EC Madrid; y Carlos Ruiz, director del Congreso.

En su intervención, Juan Antonio Ojeda, secretario general de EC, tras agradecer a todos los miembros de la mesa su presencia, procedió a la lectura de las conclusiones del Congreso, un Congreso que nos ha enseñado que “cambiar no es fácil, y menos aún encontrar el eje de ese cambio, su motor; y que también nos ha enseñado que el cambio suele ser pequeño, lento y progresivo, pero que se puede consolidar, crecer, e ir a más velocidad si lo hacemos de forma participada y colaborativa”.

Javier Restán, director general de Becas y Ayudas a la Educación de la Comunidad de Madrid, señaló que en su Comunidad se cree en la libertad de elección de centro, para lo que trabajan por la calidad de todos los colegios, tanto públicos como concertados; y por impulsar una red de centros cada vez más plural, para ello apuestan por más centros concertados de diferente carácter propio, y por nuevos centros públicos con distintas propuestas pedagógicas. Restán agradeció a los centros de EC que en estos tiempos difíciles y turbulentos hayan trabajado con discreción, generosidad y responsabilidad. Las familias -añadió- se manifiestan todos los años en el proceso de admisión, una especie de referéndum en el que las escuelas católicas son respaldadas de una manera abrumadora por las familias, y “esto es un depósito de confianza enorme sobre el que EC tiene una gran responsabilidad”. Para finalizar su intervención, Restán mostró la admiración y respeto de la Comunidad de Madrid a Escuelas Católicas y sus centros.

César Franco, obispo auxiliar de Madrid, inició su intervención señalando que la Iglesia ha cumplido con su tarea de educar adaptándose a los tiempos y a las circunstancias con creatividad, sabiduría y fidelidad al Evangelio. Los fallos que haya podido tener no eclipsan esta tarea, por lo que, continuó: “quisiera alentaros en esta tarea en un mundo que necesita testigos y maestros. Educar no es fácil. Es urgente ayudar a las jóvenes generaciones a descubrir el lenguaje de Dios. Os animo a realizar vuestra tarea con la certeza de que es una misión del espíritu acompañar a los jóvenes y ganarse su confianza con el testimonio de vuestra vida”.

Por su parte, Inmaculada Tuset hizo un breve recorrido por las principales ideas que los ponentes de este Congreso han dejado a los cerca de 1.500 participantes, casi todos “inmigrantes digitales del siglo XX que nos encontramos inmersos en un proceso acelerado de aprendizaje para el siglo XXI (…) ideas que nos han abierto mente, ojos, manos y corazón, y nos han situado en un camino ilusionante de cambio e innovación”.

El acto de clausura finalizó con la intervención de Ángel Gabilondo, ministro de Educación en funciones, quien agradeció la iniciativa de EC al celebrar un congreso como éste, porque “genera el debate para la mejora de la educación y demuestra compromiso y responsabilidad”. Tras hablar de la enorme experiencia de EC y de la necesidad de reivindicar los valores, centró sus palabras en su inquietud y preocupación por las desigualdades educativas que requieren esfuerzos de todos. La sociedad conoce, valora y aprecia la aportación de los centros concertados a la sociedad, continuó Gabilondo: “sin ella no sería posible el logro de este país, que escolariza a más de nueve millones de personas. La sociedad valora, respeta y estima la pluralidad que aportan sus centros que ensanchan los valores de libertad”.

Para finalizar su intervención el Ministro de Educación en funciones apuntó que la educación es la mejor política social y económica y que debilitar la financiación de la escuela traerá consecuencias graves. Con el agradecimiento a todos los docentes y titulares por su labor, “tanto más valiosa cuando se hace desde las convicciones para ayudar a que nuestra sociedad sea mejor cada da”; dio por clausurado el XI Congreso de Escuelas Católicas.

CONCLUSIONES DEL
XI CONGRESO DE ECUELAS CATÓLICAS

Bajo el lema “El liderazgo educativo, motor del cambio”, cerca de 1.500 representantes de instituciones titulares y responsables de centros educativos han participado en el XI Congreso de Escuelas Católicas, celebrado en Madrid los días 24, 25 y 26 de noviembre. El Congreso ha tenido también un amplio seguimiento en las redes sociales y por Internet. La síntesis del trabajo realizado queda reflejada en las siguientes conclusiones:

1ª) La transformación de la educación no es una utopía, sino que se viene constatando ya en los nuevos requerimientos de enseñanza y aprendizaje, más centrados en el alumno; en los nuevos modelos organizativos, más horizontales, participativos y colaborativos; en los indicadores de evaluación nacionales e internacionales, etc. Escuelas Católicas no sólo no va a resistirse a esta evidencia, sino que va a adoptar una actitud emprendedora. Tenemos la obligación de adecuarnos a la nueva realidad de nuestros alumnos y contribuir a que la ed
ucación de hoy prepare para la sociedad de mañana.

2ª) En esta línea nuestra oferta educativa cristiana tiene que impulsar un cambio de paradigma en la educación de la fe y en la dimensión espiritual, lo que exige educadores con fe y con competencia espiritual, es decir, con la libertad de los Hijos de Dios y con el compromiso de “ganar la vida” para los demás, de forma que ayuden a los alumnos a asumir su proyecto de vida dando prioridad a las necesidades del otro. Nuestro liderazgo educativo tiene que ser un liderazgo acogedor, profético y transformador.

3ª) Los modos de organización verticales están dando paso a nuevos modelos de liderazgo, de gobierno, de trabajo y de toma de decisiones más descentralizados y colectivos, para fortalecer la identidad e implicación institucional. Son frutos de una revolución “glocal”, donde el aprendizaje habrá de concebirse desde la globalidad, donde se piensa en global y actúa en local y viceversa, para evitar los peligros del aislamiento, la fragmentación, la autosuficiencia o la uniformidad.

4ª) Los alumnos de nuestras aulas están cambiando fruto, en parte, de sus experiencias con la tecnología. En la medida en que los alumnos están más urgidos por un futuro más interactivo y autónomo, la pedagogía tradicional se hace menos efectiva. Por ello, la educación precisa de una nueva pedagogía capaz de orientar el quehacer profesional docente hacia las necesidades e intereses de los alumnos. La misma tecnología que introduce cambios en educación nos proporcionará las herramientas para implementar nuevas formas de aprendizaje más efectivas y reales.

5ª) En tiempos de crisis la educación es clave. Hoy existe un cierto consenso internacional en torno a los factores que podrían mejorar la calidad del sistema educativo: la autonomía escolar; el fortalecimiento e impulso del liderazgo en los centros educativos; la evaluación de los docentes como mecanismo de diagnóstico para el apoyo y mejora de su capacitación profesional; y un cambio curricular que redefina qué se espera que los alumnos hayan aprendido al acabar la enseñanza obligatoria. Cada uno de estos elementos se convierte en imprescindible para las escuelas comprometidas con el cambio, y para ello se necesita más financiación, más personal educativo y más recursos.

6ª) La revolución social-media necesita de un modelo pedagógico que incluya nuevas dimensiones como las redes sociales, una tecnología más flexible y colaborativa todo, al servicio de un proyecto educativo que apueste por las inteligencias múltiples, la personalización del aprendizaje, modelos cooperativos y metodologías proactivas. Escuelas Católicas apuesta por hacer realidad este modelo, por una escuela que redefina sus fines y posibilite que todos los alumnos desarrollen su propio proyecto vital de aprendizaje.

7ª) Para lograr estos cambios de paradigma es necesario una concepción nueva del liderazgo. Los equipos directivos de los centros necesitan pasar de un rol marcado por la gestión, hacia un liderazgo que ilusione, que sepa afrontar nuevos retos, que defina objetivos y que involucre a todos los agentes en el Proyecto Educativo del Centro. Por ello, Escuelas Católicas seguirá insistiendo en la importancia de la selección, formación, desarrollo profesional, acompañamiento y entrenamiento de los equipos directivos de sus centros.

8ª) Escuelas Católicas siempre ha apostado y seguirá apostando por incorporar valores fundamentales de la fe cristiana como parte nuclear de sus centros. Por la recuperación del “valor de ser maestro” teniendo a Jesús, el Maestro, como referente vital, como mediador e intérprete, facilitando la construcción del ser humano de forma integral.

9ª) Por último, en el actual panorama político español es importante acometer la mejora educativa desde una óptica global que evite la fragmentación y las soluciones parciales y aisladas, e implique a todos los sectores de la sociedad. Sigue siendo urgente y necesario lograr un Pacto Educativo con un amplio consenso que nos centre en lo verdaderamente importante: el alumno y su educación. 

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